Los días en Copenhague pasan, y el acuerdo no llega. No están ni siquiera cerca de lograrlo. Los puntos en los que hay diferencias son fundamentales: la cantidad de dinero que los países desarrollados entregarán para que los países en desarrollo cambien a nuevas tecnologías, la emisión de CO2 que cada país se compromete a disminuir. Quienes están a la cabeza de las negociaciones son los europeos, que proponen un recorte en sus emisiones del 20 por ciento para el 2020, y podrían aumentar su compromiso de disminuición a un 30 por ciento, si los demás países también mejoran sus ofertas. Pero hay que ver hasta donde los siguen.
Lo único cierto es que todavía no se tomó conciencia de lo que está en riesgo. No entendieron que son nuestras vidad las que están en peligro. También el planeta, claro, pero éste va a recuperarse, tarde o temprano. Es nuestra supervivencia la que peligra. Y sin embargo, están hechándose la culpa unos a otros, escatimando esfuerzos, dinero, y compromiso. Como dijo Al Gore, Premio Nobel de la Paz y ex vicepresidente norteamericano: "Aún tenemos tiempo de resolver esta crisis, pero no sé si en el futuro seguiremos teniendo esta oportunidad".
Realmente espero que las negociaciones prosperen. Aunque lo veo difícil.
