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domingo, 1 de noviembre de 2009

Acabo de volver de México, donde me entrené con Al Gore

La primera vez que vi "Una verdad incómoda", entendí porqué nombraron así al documental. La incomodidad se instaló en mi cuerpo, pero sobre todo, en mi mente. Sentí la gran molestia de no estar haciendo nada para que la realidad cambie. La tristeza de ver a mi tierra siendo destrozada.

Como las casualidades no existen, tiempo después comencé a manejarle la prensa a la fundación del ex vice presidente norteamericano, en la Argentina. Y así fue como surgió la posibilidad de viajar a México para que Al Gore me entrene, y poder dar la misma conferencia que él da en la película.

México me recibió con toda su altura subida a mi cabeza, manifestaciones en las calles que me recordaron a mi Buenos Aires querida, y chicharrones de queso crocantes, similares a papiros amarillos.

pero por sobre todo, me encontré con otras tantas personas que, como yo, se movilizaron de diferentes partes del mundo para ser parte de la solución, para debatir sobre cómo crear un mundo sustentable.

No hace falta ser científico para ver lo que le estamos haciendo al planeta. Basta ver el smog del D.F. o aún más cerca, las aguas del despreciado Riachuelo.

Ahí estábamos todos, ilusionados. nos pasamos dos días escuchando a científicos, especialistas, y, por supuesto, al Premio Nobel de la Paz.

estoy de vuelta en Buenos Aires, entusiasmada. tengo una herramienta para cumplir mi parte del trabajo, que es concientizar a la gente.

Pronto les avisaré sobre las próximas conferencias en Buenos Aires...

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